BRUSELAS, Bélgica.- A
partir del momento en que las fuerzas de Moscú cruzaron la frontera con
Ucrania, las potencias afiliadas a la OTAN han venido satisfaciendo los
caprichos del presidente Volodimir Zelensky para contener la ofensiva
rusa.
Abrieron la cartera
para que Kiev comprara en el mercado bélico municiones, armas y equipo de
infantería. Los dineros de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos servirían
para adquirir material dirigido a neutralizar la superioridad aérea rusa. Los
aliados ofrecieron adiestramiento e información táctica. En respuesta a los
bombardeos rusos contra posiciones estratégicas e infraestructura civil,
transfirieron sistemas dirigidos a formar un escudo antimisiles.
Todo parece indicar
que la coalición de soporte bélico a Kiev se dispone a cruzar la línea roja que
representa el enviar tanques de alto tonelaje y de largo alcance.
La lista de lo que necesitan las fuerzas armadas ucranianas es precisa. El
general Valeri Zaloezjny afirma que para derrotar al agresor requiere 300
tanques, 700 vehículos de infantería y 500 morteros.
Con ese arsenal
podrá mantener la iniciativa en el tablero militar, romper las líneas
defensivas rusas, responder a lo que se prevé como una segunda ofensiva y
evitar que el conflicto se vuelva en uno de trincheras y se prolongue años.
Para la OTAN, el envío implica el riesgo de que uno de los socios de la Alianza
Atlántica se vea involucrado en un conflicto directo con Moscú y dé paso a la
escalada. Los países que poseen los derechos de producción y exportación
de los tanques solicitados por Kiev tampoco se han mostrado favorables,
concretamente EU y Alemania, que tienen la llave del M1 Abrams y el
Leopard.
El Pentágono ve con
el envío de su sofisticado M1 Abrams sólo dificultades técnicas y logísticas
para el ejército ucraniano; la alternativa es el Leopard alemán.
El presidente
polaco Andrzej Duda tiene disposición para enviar 14 Leopard, al igual que
Finlandia ha mostrado voluntad para donar un número por determinar de sus 200
unidades; sus buenas intenciones de exportación sólo pueden concretarse con el
permiso de Alemania como fabricante. A pesar de que los miembros de
la coalición, liberales y verdes, son favorables del envío, el canciller Olaf
Scholz se ha resistido al argumentar que no quiere que Alemania sea vista como
la nación que pone el armamento pesado para combatir a Putin. Como
solución, Berlín sugiere armar una coalición internacional. Esto implicaría que
EU mande por lo menos un par de sus M1 Abrams, lo que implica aceptar el riesgo
de que su tecnología de avanzada caiga en manos de los rusos.
El gobierno de
Rishi Sunak puso sobre la mesa 14 tanques Challenger y alrededor de 30 cañones
autopropulsados AS90. El próximo paso podría darse el 20 de enero
en la base aérea de Ramstein, donde tendrá lugar la reunión del Grupo de
Contacto para la Defensa de Ucrania.
En presencia del
secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, los países que integran el
mecanismo de coordinación de la asistencia afinarán los detalles de la
siguiente fase de apoyo.
Los vehículos de
infantería Bradley, AMX-10 RC y Marder cuentan con cañón, blindaje y capacidad
para desplazarse por terreno irregular, pero no tienen las propiedades de un
tanque. El alcance de sus armas es limitado, el blindaje es de menor grosor y
son vehículos más ligeros.
Las funciones son
distintas, los Bradley son eficientes en zonas urbanas, al tiempo que son
usados principalmente para proteger y mantener posiciones estratégicas,
mientras que los tanques se utilizan para fracturar las líneas defensivas y dar
capacidad ofensiva a las tropas de infantería en posición de avanzada.
Los tanques polacos
y checos enviados a Ucrania proceden de las viejas armerías soviéticas y lejos
están de competir con los de la OTAN. Un análisis firmado por Bastian
Giegerich, Yohann Michel y Michael Tong estima que para el Leopard 2 tenga un
efecto significativo en el conflicto, Ucrania requiere de una flota de
alrededor de 100 unidades. La provisión de un pequeño número sería sólo un
gesto políticamente simbólico.